jueves, 25 de septiembre de 2008

Monumentos



Hay personas que se merecen un monumento por su paciencia.




Hay monumentos que merecen paciencia para contemplarlos.




Hay profesionales que se merecen un monumento por el buen trabajo.




Hay hombres -y mujeres- que están para hacerles un monumento...




Y luego... está este 'monumento a la silla'

La foto me la ha pasado uno de mis concejales esta mañana y nos ha ayudado a pasar un buen rato. Cosas que pasan. Sobre una cabina, en la Plaza Mayor, a plena luz del día...

Lo raro es que ninguno de nosotros lo vimos. Hasta que llegó la foto...

(Felicidades al autor que, como no lo conozco, pues no le respeto sus derechos

martes, 23 de septiembre de 2008

Lo bueno y lo malo


Hay días como el de hoy que amanecen nublados pero con la expectativa de acabar mejor de lo que empezaron. En esta ciudad, como en media España, llueve aunque sin ganas para celebrar que ya ha llegado el otoño. Una estación que suena a triste pero que ofrece un reguero de colores maravillosos.


En jornadas como la de hoy, el café me sabe un pelín más amargo y, además, activa mi mala leche -desnatada y fría, pero mala leche-. Y todo, porque descubrir que tienes más enemigos de los que pensabas jode. Pasajeramente, pero jode.


En momentos como este, me acuerdo de una de esas frases que te suelta el jefe un día de bajón: "si todos te critican, algo estarás haciendo bien". Vivo uno de esos momentos en los que todo el mundo opina de lo que has hecho, lo que has dejado por hacer, los logros, los fallos, las pausas... Y es mentira que de los 'muertos' siempre se hable bien. Hay gente que los mata antes de que les toque soltar su último aliento.


Y como ni me apetece ni merece la pena hablar de los que me critican, hablaré de la gente que hace que las cosas merezcan la pena. Como Ricardo.


Llegó un verano a este 'bendito' ayuntamiento con preguntas de las problemáticas que soltaba en mitad de una rueda de prensa. En su mirada se nota que es bueno, que no te soltaría nunca una puñalada trapera. Pegado siempre a su cámara de fotos, nos hemos encontrado en plazas, partidos de fútbol, cafeterías y mañanas laborales.


Me escribe correos desde sus tierras catalanas deseando volver a Baza, siente pasión por este pueblo rancio repleto de gente buena al que, a veces, llamo 'mi pueblo' con traición a Guadix y sin querer. Fue pregonero durante la Feria 2007 y en un café laboral para hacerle una entrevista, logró un hueco en mi corazón. Es más de lo que han hecho muchos de los que están aquí todos los días.


Ha vuelto a sus clases en su otra tierra sin que nos demos un abrazo porque, igual que a mí, no le gustan las despedidas. Fue el primero en hacerme sentir nostalgia de algo, no sé de qué, pero me removió por dentro. "Todo el mundo dice las cosas malas y creo que también hay que decir las buenas", me soltó en un café rápido y con interrupciones.


Porque sé que te hablan mal de mí y, a pesar de eso, me defiendes. Porque volveré a tomar café contigo, a pesar de lo que venga. Porque me debes unas fotos de tu exposición, que no lo he olvidado. Porque te voy a seguir siempre. Por las despedidas que no nos gustan y porque aún tenemos una comida pendiente. Sé feliz, yo me esforzaré en hacer lo mismo.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Personas


La vida está llena de historias, de las historias de personas que se cruzan en el camino de cada uno de nosotros con mayor o menor fortuna. Cada uno, para bien o para mal, te cambia el carácter, te mejora o empeora un desayuno, te alegra una mañana o te jode un minuto de tu existencia.



Y están ahí, como la Luna, los veas o no los veas.


Aprovecho que mis lectores son reducidos y de confianza para hablar de personas. Cualquier relación de nombres será solo una cuestión de azar. No hay que buscar más allá.

Mi guachuza siempre me dice que no tengo alma. No la tengo por atea, por llorar cuando pasa algo por falta de fe. Qué se le va a hacer, soy así. Pero tengo corazón. Lo sé porque últimamente lloro viendo la tele con historias que no son mías, me emocionan canciones de la radio y sueño con todos los familiares o amigos que ya no están.

Cuento esto para empezar hablando de mí y seguir así hablando de otros.

Conozco a María desde que nací. Más bien, ella me conoce a mí desde entonces y yo desde que tengo memoria familiar. Es una santa. En casa, siempre lo decimos. Con ella no basta decir que se ha ganado el cielo. Yo siempre preciso, se ha ganado una puerta enorme solo para ella, para que llegue por una entrada VIP y suba hasta el paraiso celestial por unas escaleras mecanicas en plan 'corte inglés'. Se lo ha ganado por paciente, por constante, porque nos hace reir como nadie más y porque aguanta lo que aguanta en casa.

Conocí a Ángel hace un gran puñado de años. Ángel porque tiene ángel en la mirada, porque tiene cara de triste pero le brillan los ojos. Es de esas personas de las que te acuerdas a pesar del tiempo porque soñaba con ser director de cine y se conformó con montar un videoclub. Y no lo hizo por falta de talento, sé que lo tiene. No lo hizo por falta de ambición, de ganas, de medios... Lo hizo porque se conformó con ser lo que la gente esperaba que fuera. Y de él, esperaban un videoclub coqueto y solvente. Nada más.

Sonia va de dura. Pasea por el curro presumiendo de sus borderías, ofreciendo desaires y escondiéndose en las barras de un bar cuando todo el mundo se coloca a bailar en el centro de la pista. Pero todo es fachada y si sabes como hacerlo, logras que baile contigo.

Y podría seguir, y seguir, y sería eterno. Porque por mi vida ha pasado gente que quería vivir en una gran ciudad cerca de un aeropuerto para poder recorrer el mundo, y se ha hipotecado en un puñetero pueblo aislado de casi todo como si estuviera en una cárcel de oro. Personas que pasean medio desnudas cada día para que nadie las mire por dentro, gente que se sienta a tu lado porque se conforma con pasar un rato sin más, mirando como trabajas. A eso, aún no sé cómo responder.

Personas, a las que ves. A las que no ves. Que te marcan. Que te hieren, que te curan. Que te dejan cicatrices y te las borran.




miércoles, 17 de septiembre de 2008

Por fin el fin


El que me acompaña en la foto se llama Manolo Zafra. El coordinador de Juventud del Ayuntamiento para el que trabajo se convirtió en la primera cara que recuerdo de esta ciudad -quitando a mi jefe, claro- y me ha acompañado hasta que el cuerpo aguantó en la última madrugada de estos duros días de Feria.
384 horas.


Dos ferias, 16 días. Y, por fin, el fin.


Ha sido una Feria de visitas, de regalos por el santo, de comidas familiares, de comidas con amigos, de noches de juerga, de sopresas, de pinchitos y tercios, de copas y más copas, de abrazos y de despedidas silenciosas.


He ido a los rejones -a merendar, basicamente-, he pasado por casi todas las casetas del ferial de Baza, he dormido hasta las 14:30 horas para recuperarme de noches que acaban a las ocho de la mañana, y ayer, por fin, me eché una siesta reconstituyente que me dará energía para lo que queda de semana.
De todas las fotos de estos días, me quedo con Zafra por la constancia. Porque me ha llevado a desayunar, porque abandona el gimnasio cuando le invito a cañas, porque ha prometido llevarme a cenar a las Siete Fuentes, porque la única noche que subió al ferial, me llamó.
Con mi Zafra -el 'mi', con permiso de Lola y de Marco- he ido a la verbena de Las Cuevas, nos han echado de la Solana a las cinco de la tarde, me ha traído 'chuguarmas' para cenar en las noches de mucho curro en el Ayuntamiento, me ha escuchado en los días chungos, me ha cuidado, me ha aguantado y, por si todo esto fuera poco, es de los que te trae una copa y baile contigo.
Es, sin duda, de lo mejorcito que he encontrado en Baza.
Ahora que toca hacer balances, mi humilde homenaje a este gran hombre. Porque la Feria, sin las dos borracheras que hemos pasado juntos, no habría sido lo mismo. Nos vemos en un bar.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Otro tipo de guerra


Mañana termina la feria de mi pueblo y empiaza 'mi' otra Feria, la de Baza. Por eso, mis neuronas y mi corazón han llegado a un pacto de no agresión. Abandono por tanto las decisiones importantes, las reuniones trascendentales, los quebraderos de cabeza...



Desde mañana, mi cuerpo serrano se va a dedicar casi exclusivamente a beber y trabajar, trabajar y beber, sobrevivir a diez días de Feria casi interminables. Desde el martes, mi menda tiene horario de feria que me permite no pasar por este 'bendito' Ayuntamiento hasta las diez de la mañana y marcharme hasta el primer chiringuito con pinchos a las dos en punto. Eso en teoría, claro. Porque tendré que ir a hacer foticos de damas, pregones, concursos, comidas y eventos varios.


Todo empieza mañana, el día seis a las seis, con el Cascamorras. Es como yo, una fiesta que va y viene de Guadix a Baza y de Baza a Guadix, y que se mete en guerras en los dos sitios. Una preciosa batalla de pintura -negra en Baza, azulete y rojo en Guadix- que te ofrece sentimientos, agujetas y dosis de desengrasante y ducha inigualables.


El año pasado, mi primer año de Cascamorras en Baza, lo viví con mi guachuza, Cobo, Mendoza y Amanda celebrando la despedida de soltera de esta última. (CHICAS, OS ECHO DE MENOS). Este, me voy de boda, sniff, sniff.


Os recomiendo que paseis un seis de septiembre en Baza o un nueve en Guadix. Sobrecoge -al menos a mí, puede que no sea objetiva-, ver a miles de personas convertidas en una mancha negra bajando de las Arrodeas de Baza, asombra contemplar la imagen imponente de la catedral de Guadix junto a miles de corredores. Emociona arrodillarse con el baile de la bandera y jode, por qué no decirlo, ser de Guadix, correr en Baza, y escuchar el tradicional 'Y no se la lleva, y no se la lleva' o el dañino 'accitano el que no vote'.


Lo recomiendo.


Bueno, pues eso. Dejo las dudas y los sueños guardados en el tercer cajón de mi despacho sin puertas con las ideas mucho más claras y los objetivos mejor enfocados, y me dedico a la diversión.
Se aceptan visitas, se esperan visitas.


La foto la hizo mi guachuza el pasado año. No pongo una nuestra por no asustar, juas juas.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

¿Dudas? ¿Deseos?


"Ten cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad"


Esta vez, estoy segura de ello, se trata de un proverbio chino.


Lo malo de pedir un deseo que te complica la vida llega precisamente cuando te lo conceden. Y es entonces cuando lo único claro que te ronda la cabeza es la idea de "con lo bonica que estoy callá, pa'que me meteré en líos".


En esas ando, que se le va a hacer.


Y cuando llegan épocas de cambios, de decisiones, de follones, lo único que tengo claro es que estoy jodidamente liada. Soy así, qué se le va a hacer.


Pedir consejos suele ser otro error. Tome la decisión que tome, el acierto será compartido y el fallo me lo comeré solita. Y pasa como con las conversariones. Si dos personas dialogan, se entienden. Si se mete una tercera persona, la cosa se complica. Y ya, si todo el mundo se pone a hablar al mismo tiempo y cada uno cuenta su propia película, lo único que sacas en claro es un fuerte dolor de cabeza.


En fin, sigo con mis dudas y mis deseos, y mis proverbios, mis ferias, mi faena...


lunes, 1 de septiembre de 2008

Morriña de vacaciones



Dice un proverbio chino -quizá fuera de cualquier otra cultura, pero ahora China está de moda-, que al menos una vez al año hay que visitar una ciudad que no conozcas. Mi periplo vacacional me ha llevado hasta muchos de esos sitios por los que nunca había parado. Me quedo con Galicia, con las carreteras infernales y verdes que desembocan en playas asombrosas, con el buen vino blanco, el pulpito y la compañía inmejorable.
Ahora ya de vuelta al follón de las ferias, las ruedas de prensa y el horario de trabajo, siento morriña por Lugo. Aprendí que la muralla es la calle transitable más alta de Europa y que cada una de las miles de piedras que la conforman representan un deseo que se ha cumplido o que puedes pedir. Yo ya tengo mi piedra y mi deseo.
El viajecito me ha dejado un puñado de anecdotas que iré contando en cuanto ordene mi mente y las fotos. Nos perdimos de vuelta a casa desde A Coruña, paramos en la carretera para dejar pasar a un caballo salvaje, nos emborrachamos hasta la saciedad -que mala estaba, madre mía-. Aprendí que hay gente maravillosa que te lo ofrece todo a cambio de nada y deseché deseos, porque ni los merezco ni me convienen. En fin.
Estuve a punto de perder el avión de vuelta, me dieron ganas de buscar un trabajo en Lugo y aprender gallego, y presencié un accidente. También he aprendido el concepto de 'aldea' y al pagar en el peaje me contestaron con un 'graciñas'.
"Te pago lo que te debo, pero quedaté", me dijo la Pavli la noche antes de irme. "Más te debo yo".
Ahora, me quedan los conjuros con las meigas y la morriña. Y una promesa: volveré pronto.
La foto es de la Pavli mientras yo intentaba llevar el tamagochi de alquiler hasta el punto de destino.