jueves, 19 de junio de 2008

Y el tiempo pasa


El lunes hizo un año. Parece que fue ayer, pero han pasado doce meses de despacho sin puertas, cambios de vida, nueva ciudad, estreno de curro... y otras cosas.


El lunes hizo un año. Un día 16 de junio me presenté en este ayuntamiento para observar aún desde lejos la toma de posesión de los 'locos' que me quitan la paciencia y la razón, y que se han convertido en algo parecido a compañeros de trabajo, muy diferentes al resto de compañeros que he tenido.


En esta ciudad, fea pero con encanto (que me perdonen todos los bastetanos), he pasado ya un montón de días, un reguero de viajes de ida y vuelta, siempre con la maleta a cuestas. Me conozco los bares más decentes, he comido en los mejores restaurantes, he visitado casi todos los antros y hasta me han echado ya de algún garito.


Aquí, he aprendido que hay mucho modelos de jefe, y con esto no quiero decir que ninguno de ellos sea mejor que el resto. He aprendido a respirar un puñao de veces antes de mandar a la mierda a alguien, he entendido que hay cafés necesarios, obligatorios, agradecidos, de compromiso, de los que te salvan el día y, otros, que nunca debiste tomar.


En mi nueva 'ciudad', he combatido una plaga de hormigas, he sufrido un frío infernal -suena raro la combinación de palabras, ¿no?- y, con solo doce meses, ya tengo algún amigo, un par de apoyos, he vivido alguna despedida, he tenido visitas y me he trabajado algún enemigo.


He aprendido a diferenciar los anejos, a saber por dónde me la van a colar cada uno de los medios, el perfil bueno de cada concejal, donde están el U-3, el U-7, el U-9 y el U-13 (o eso creo) y algunas cosas que me hubiera gustado no tener que saber. Y hago balance, como toca en cada aniversario. Y no me arrepiento. Y no me alegro. Y no sé exactamente qué sentido tiene hacer este tipo de balances.


Han pasado doce meses. Puedo contar la gente a la que admiro y por la que siento cariño sincero e incondicional con una mano, y me sobran dedos para fumarme un cigarrito. Pero haberlos, haylos. He gritado, he odiado, he llorado -de alegría y de pena-, he tropezado, me he levantado y sigo aquí, en un despacho aún sin puertas pero al que le he tomado cariño.


Ahora, toca otro tirón de meses hasta el próximo balance, hasta el próximo cumpleaños. Me agobio cuando repito temas que ya hice el pasado año, me desespero cuando las cosas van tan lentas, me 'encabrono' cuando empiezan los mareos de Sevilla porque viene una visita de la Junta. Pero me salvan las cañas de las tres menos poco de la tarde acompañadas de una sonrisa, me amparo en las llamadas oportundas, sobrevivo. Lo peor, que son los comienzos, ya ha pasado.


Y estoy, que no es poco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Ruiz!
Aunque esté un poco 'ausente' estoy por aqui. Oye, se te ha olvidao poner en el balance que algun@s te echamos de menos. Tengo que inventarme un reportaje pa ir a verte!!!
Besos y feliz cumpleaños.
MV*

María Ruiz dijo...

Espero que me echeis de menos porque yo os añoro MUUUUCHO, tengo morriña hasta de los viernes de sufrimiento porque los sufría con vosotros. Y con cada caña, con cada reencuetro, me doy cuenta de que el trabajo se sustituye y que, en realidad, lo que echo en falta es la gente con la que trabajaba. Gracias Cobo, por todo