lunes, 9 de marzo de 2009

El tiempo y sus cuestiones


No soy puntual. No lo he sido en la vida. No lo fui ni para nacer, que le vamos a hacer. Mi madre tuvo que sumarle dos semanas a sus nueve meses de embarazo para que yo decidiera nacer un día de un nevazo enorme, como los que hemos tenido este invierno.


"La última vez que te espero". He oído esa frase miles de veces. Mis amigos, los de toda la vida, se cansaron de recogerme para subir al colegio o bajar al instituto y siempre me avisaban de dónde pasaríamos las horas de fiesta harticos de aguantar en la puerta del parque mis retrasos.


"Te estoy esperando, como siempre". Me lo dice mi hermana casi todos los días. Dice que llego tarde cuando hemos quedado, que me retraso cuando vamos al cine, que tardo una eternidad en hacer cualquier cosa y del tiempo estimado para que me tome un café las mañanas de los sábados, mejor ni hablamos.


Para todo esto, lo de mis retrasos, existe una teoría muy extendida. Creo.


Soy capricornio. Todos los capricornio llegamos tarde. ¿Conoces a alguno? Piensalo. Seguro que llega tarde cuando quedáis para comer, que siempre va corriendo y retrasado. Piénsalo. Conozco a muchos, un buen puñado viene a mi cabeza en estos momentos. Todos son impuntuales irremediables.


La teoría, esa de la que hablaba, tiene que ver con el concepto de tiempo y los capricornio. Siempre pensamos que llegamos, que nos da tiempo, que podemos. Tenemos un concepto del tiempo equivocado, iluso, irreal. Un ejemplo: Suena el despertador a las siete. Yo creo que, a esas horas, me da tiempo a dormir cinco minutos más, elegir la ropa, vestirme, peinarme, cambiar de bolso, recoger los platos de la cena, bajar al bar a tomar un café, charlar con Antonio, ver el periódico, fumarme un cigarro y llegar al curro. Puff.


Al final, todo era una ilusión.


No he usado reloj hasta que me regalaron uno mis compañeros cuando me fui de Baza. El de la cocina se quedó sin pilas antes de que terminara de arreglar la casa y poner las cortinas. El del coche sólo está en hora la mitad del año. Los otros seis meses va una hora adelantado o atrasado. (Es que no sé cambiarlo). El del móvil lo llevo diez minutos adelantado, para llegar a la hora. Como lo sé, no sirve para nada.


También llego tarde a las decisiones importantes, aunque eso es otro cantar. Uno de mis últimos jefes me reprochó (impuntual él, que osado!) que llegaba tarde a trabajar. Lo bueno, le contesté una vez, es que también me voy siempre tarde.


Hoy, por fin, he puesto bien la hora de este blog. Va por la rubia y por winagress, que lo han apuntado en los comentarios de alguna que otra entrada. Tenía la hora puesta como si viviéramos en Miami, que se le va hacer. La cambio un año y pico después pero ya se sabe... MÁS VALE TARDE QUE NUNCA.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja...
muy buena la entrada.

nos recuerda a una amiga de los tiempos del institato de bachilleruto.

era tan sistemáticamente tardona que como su apellido era villegas la llamábamos "villegas vitarde visiempre"...

...pero era tan adorable que la esperábamos "visiempre". a veces incluso hasta UNA HORA.

graciass por seguir nuesstross consejoss...¿cómo te las arreglabas pa vivir en graná con el horario de maiami?

(ya ves, te seguimos aunque no comentemos mucho...)

María Ruiz dijo...

Gracias por el seguimiento, winagres. A toda la familia, je je. Ya ves, así estoy de desquiciada. es lo que tiene vivir en españa con la hora de miami. muchos saludos

Anónimo dijo...

ruizi, hoy me has llamado y lo tenia en silencio.era para decirte ke konozco un pokito a un capri y es todo lo contrario a tu descripicion.....le he hecho llegar tarde en ocasiones y lo he pasado fatal viendo como se moria de verguenza por hacer esperar a alguien. yo por el contrario si ke encajo y sobre todo en eso de creer ke me da tiempo....jejje...
en fin...somos lo peor....te llamo o me llamas....muakaaa
s.p.

Maripi Robles dijo...

jajajaja, es q me teniias loca!!!, auqn mola eso de poner la hora de miami, si sé q es algo tan chulo no te digo nada!!!. descansa!!!

María Ruiz dijo...

Eso es porque el niño tiene paciencia de santo y no parece capricornio. En nada. Tú en cambio... Bueno, lo que hemos hablado, cuadramos agendas. ya va tocando, no?? bsos cuajo