martes, 10 de febrero de 2009

Recuerdos

Igual que cada silla tiene su persona favorita,
Cada persona tiene un dolor ajeno,
Cada dolor un pecho en que cebarse,
Cada pecho un lamento,
Cada lamento un ritmo acompasado,
Cada compás un tiempo.
Igual que cada silla tiene su persona favorita
Cada puñal tiene un sitio en que clavarse,
Cada sitio un reguero
De sangre coagulada por silencios,
Cada silencio un paso hacia el olvido.
Cada olvido cien amores eternos.



Lo he sacado de un rincón de recuerdos convertido en carpeta dentro del escritorio de mi ordenador. Era la respuesta a un jodido viernes, eso lo recuerdo aún. Era parte de un lote de grandes e interesantes conversaciones que prometimos convertir en un libro. Así se quedó. Aún, de vez en cuando, lo recuerdo.

Contesté así, unas horas después:

Ayer miré la luna. No estaba llena, pero yo completé la esfera para sentirme mejor. Funcionó. No sé por cuanto tiempo, pero funcionó. Y sigo pensando que la vida es bella, por qué no. Lo pensé cuando me estaba quedando dormida en el sofá, lo he pensado cuando he abierto un ojo en el mismo sofá. Lo pienso ahora y espero pensarlo también cuando vuelva a dormir esta noche. Igual, me doy antes una vuelta por es barrio, por los viejos tiempos.
(Estoy subiendo las entradas que, aún no sé por qué, se quedaron en el limbo)

No hay comentarios: